Ya no sé cuantas veces he reescrito esta entrega. Esta es una sección que me hacía mucha ilusión lanzar: un espacio donde poder hablar sobre la “madre” de todas mis pasiones, la documentación de la vida cotidiana. Me encantaría que quien lo lea pueda llevarse algo bueno, y que se inspire, si así lo siente, a prestarle atención a todas esas historias detrás de su cotidiano y de las experiencias, emociones y sentimientos que le dan forma.
Como hecho es mejor que perfecto y más adelante podré abundar todo lo que quiera sobre este tema, voy a romper el hielo contándote sobre la historia detrás de contar historias (desde mi experiencia) y hablándote de mis proyectos de documentación para 2024.
Mi relación con el storytelling personal
Cuando hablo de contar historias y de storytelling personal no me refiero a redactar una novela con todos sus elementos literarios, ni a difundir un chisme con detalles jugosos, ni al journaling privado que escribo de vez en cuando en mi cuaderno, ni a mi feed de Instagram, ni mucho menos a estrategias de marketing y ventas. Me refiero a mi capacidad de poder notar y registrar momentos tanto de mi vida cotidiana como extraordinarios a modo de expresión narrativa y creativa que captura con autenticidad las emociones y las experiencias únicas de mi existencia diaria. Y eso incluye mi deseo de preservar toda esa información de manera simple y accesible en un medio tangible que pueda conservar por mucho tiempo y compartir con los demás.
La historia detrás de contar historias
El inicio de mi relación con el storytelling personal se remonta a principios de los 2000. La primera vez que conecté con el concepto de la documentación fue a través del scrap y consistía en decorar páginas con stickers y fotos, pero carecía de intención. Más adelante, descubrí el formato de las "pocket pages", que me resultó más accesible y económico. Ahora, en lugar de álbumes físicos, prefiero la versión digital de las “pocket pages” la cuales imprimo en forma de foto libros que ocupan menos espacio y que a largo plazo son más duraderos.
Hoy día mi intención es documentar mi vida a través de palabras y fotos de manera simple, enfocándome en la introspección y la vida cotidiana, con el objetivo de plasmar todos esos registros en un foto libro, mi amado Life Book, luego de que finaliza el año.
Oportunidades que me ha dado el storytelling personal y la práctica constante de documentar mi día a día:
Autorreflexión: Me ha servido para identificar patrones e información sobre mí misma que me han ayudado a entender mejor mis preferencias, hábitos, comportamientos, etc.
Mindfulness: Me ha impulsado a prestar atención al momento presente, a apreciar detalles que suelo pasar por alto cuando ando en piloto automático, que antes era la mayoría del tiempo.
Gratitud: Reconocer y registrar las cosas simples y cotidianas que me han sacado sonrisas o me han hecho sentir bien, me ha ayudado a silenciar las voces que quieren que me enfoque en lo negativo y en lo que aún no tengo.
Preservación de la memoria: Me ha permitido mirar hacia atrás y revivir experiencias que de otro modo se habrían desvanecido de mi memoria. También he consultado mis proyectos para acordarme de cosas que olvidé anotar en otro lugar.
Desarrollo personal: Me ha proporcionado una representación visual de mi crecimiento personal mostrándome hasta dónde he llegado y en qué cosas puedo mejorar.
Afrontar los cambios: Me ha acompañado a afrontar los cambios, tanto grandes como pequeños. Revisar entradas “viejas” me ha brindado consuelo en tiempos difíciles, recordándome que las cosas son temporales y que todo pasa por algo (aunque suene a cliché).
Creatividad: Documentar también ha sido una forma de expresión creativa. Ya sea a través de la escritura, la fotografía, el dibujo y las páginas estilo scrap, me ha animado a sentir interés por lo ordinario, a mejorar mis destrezas y a encontrar mi voz creativa.
Conexión con los demás: Compartir experiencias de la vida diaria a través de mis proyectos me ha conectado con otras personas que no solo disfrutan de verse y recordar lo vivido juntos, sino que se identifican con mis perspectivas y experiencias.
Análisis de mis rutinas: Me ha dado información sobre mis rutinas y hábitos, y cómo invierto mi tiempo para evaluar qué me funciona bien y qué podría necesitar ajustes para alinearse con la vida que quiero.
Materializar un legado: Aunque no tengo a quién dejarle mis proyectos (y si los tuviera podrían no interesarse), me agrada pensar que mis proyectos son parte de mi legado personal. Habrá quien encuentre valor en mis experiencias y a la vez adquiera información sobre contextos históricos, culturales y personales.
Herramienta terapéutica: Me ha regalado un espacio para expresar pensamientos, ideas, sentimientos y experiencias. Eso lo ha convertido en una herramienta de terapia.
Nostalgia y valor sentimental: Revisar las experiencias que he documentado en mis proyectos me ha servido para evocar sentimientos de nostalgia. Incluso lo ordinario ha adquirido un gran valor sentimental con el paso del tiempo; he podido disfrutar de las sensaciones positivas que generan los recuerdos y establecer una conexión amistosa con el pasado.
Un “pretexto” para compartir y conectar
La diferencia entre mis proyectos de documentación y el journaling personal/privado que hago ocasionalmente es que los proyectos de documentación tienen el propósito de ser compartidos con otras personas y con mi yo del futuro, por supuesto. Su contenido es igual de real y auténtico, pero hay temas que no toco o que los abordo de manera que la idea de que alguien más lo lea o lo vea me haga sentir cómoda y segura.
Al compartir mis historias y proyectos de documentación con los demás creo oportunidades para conectar emocionalmente con mis seres queridos y personas interesadas, y los inspiro a registrar y preservar su propia historia. También continúo construyendo mi identidad y fortaleciendo mi auto concepto, y en ocasiones abro un diálogo sobre temas importantes que fomentan conversaciones significativas.
Y cuando hago énfasis en que mis proyectos están pensados para ser compartidos no me refiero a publicar mi vida y milagro en las redes sociales. No me refiero a documentar cada cosa que me ocurre, ni a navegar todas y cada una de mis experiencias de vida con la cámara encendida en una esquina como si mi vida fuera material de contenido para entretener a alguien. Me refiero al hecho de fomentar conexiones genuinas y significativas con las personas que son importantes para mí. Me refiero a la posibilidad de servir de inspiración para que ellos conozcan el valor de registrar y preservar sus historias siendo auténticos y fieles a sus emociones y experiencias.
Lo que hubiese querido saber
Si pudiera hablarle a la Vicmarie que se volvió loca comprando stickers y papelería que nunca usó y pudiera decirle una sola cosa sobre esta práctica, le diría que comience con el fin en mente y que defina su porqué. Pero para establecer un porqué me gustaría mostrarle todo lo que puede aportarle a su vida. Le diría que reconozca que documentar no tiene que ser abrumador, ni necesita mil herramientas, ni ser ultra creativa, y que no existe una sola manera de hacerlo. Podría sugerirle que elija un formato simple, accesible, que pueda transformarse de ser necesario y que funcione. Le pediría que no dependa solo de redes y blogs para registrar y preservar sus recuerdos. Si me responde que su vida es aburrida y que no tiene nada que decir, le explicaría que puede recopilar fotos y notas de las cosas que ocurren (aunque parezcan insignificantes), que puede incluir también información sobre cómo se siente y qué opina, y que si incorpora la práctica de la atención plena es probable que reciba mucha inspiración y encuentre un par de historias para contar.
Proyectos 2024
Quisiera decir que todos mis proyectos de documentar son “non-negotiable”. Pero en caso de que no me cueste más remedio elegir solo uno, el Life Book es mi proyecto del alma. Es un proyecto que he podido simplificar, que me toma poco tiempo, que se ha transformado para funcionarme y que aún así ha conservado cierta uniformidad que me encanta. Así que ese sigue siendo mi proyecto intencional #1 para este nuevo año. También daré prioridad al 1 Second Everyday y al Diario Ilustrado.
En agradecimiento por tomar de tu tiempo para leerme, te dejo un descargable con ideas para documentar una parte de tu vida cotidiana, en este caso: La historia detrás de las rutinas mañaneras
Me gustaría saber…
Además de algún journal privado y de tus redes sociales, ¿tienes alguna forma de registrar y preservar tus historias y recuerdos?
Gracias por haberme acompañado hasta aquí y por apoyar este proyecto. Si quieres conversar sobre alguna de las cosas que compartí en esta entrega, déjame un comentario o escríbeme. Si crees que esto le puede gustar a alguien: compártelo.
Si este es el primer post que lees te cuento que ocasionalmente comparto reflexiones relacionadas a mi práctica de documentación del cotidiano. La documentación es la raíz de todos mis proyectos creativos. Me inspira a participar de mi vida consciente, a prestar atención, a recopilar la historia detrás de cada experiencia vivida desde lo mundano y lo cotidiano, hasta lo extraordinario y lo trascendental. En cada una de estas publicaciones espero compartir algún aspecto o experiencia relacionada a mi proceso, transmitir a mis lectores esa curiosidad por la documentación y sus beneficios, y al mismo tiempo motivarles a incorporarla en sus vidas como una práctica creativa y de bienestar.
The GrownUp Creative es un espacio para mirar el cotidiano desde la introspección y la atención plena, y preservarlo a través de la escritura y elementos visuales. Por aquí ando explorando la vida como una persona introvertida, ansiosa, sensible y creativa que lucha contra los “se supone”.
Me encantó esta columna! Y la verdad que nunca se me había ocurriddo hacer un life book y madre mía, sí que interesaría hacerlo! Justo que estoy a inicio de año, voy a pensar si implementarlo.
Gracias por compartir. Muy linda esa forma de cultivar la presencia y la creatividad.