Hola wenas! Espero que te encuentres bien. Hoy regreso con la impostora para hablar sobre uno de los miedos con que me he topado a menudo en los últimos meses: el miedo a la indiferencia y a sentir que lo que hago no le importa a nadie. No sé si te pasa o te ha pasado pero el llevar mucho tiempo trabajando en distintos proyectos aunque sin publicarlos en las redes sociales, a veces me da una sensación de que cuando publique algo va a ser un “hit” y voy a recibir mil seguidores y 80 likes. Me indigno cuando nadie reacciona (excepto mis mejores amigos que son los mejores cheerleaders del mundo). Para empezar no llego a 200 seguidores en Instagram y aquí mucho menos. También se me olvida que el Internet está lleno de creadores y que yo solo soy una gotita en la inmensidad del océano. Y lo más que me cuesta reconocer es que si no soy constante en el proceso de darme a conocer, jamás voy a conseguir llegar ni a 200 ni mucho menos a mil.
Me avergüenza contarte esto pero lo he sentido. Me he frustrado al no sentirme vista cuando creo en mi proyecto y sé que es bueno para mí (y puede ser bueno para otras personas). Esto siempre resulta en que se me quiten las ganas de continuar compartiendo cosas, pasan tres meses en los que estoy “escondida” y de momento reaparezco a dar explicaciones que nadie me pidió y a afirmar que “esta vez sí” voy a mí y voy a ponerle empeño. Ha sido un ciclo sin fin que solo me ha dejado tres cosas: sentirme peor conmigo misma, bloquear mi creatividad y prolongar el proceso de hacer comunidad y llegar a la gente por no ser constante.
No puedo pretender que me lleguen mil seguidores si publico una sola cosa cada tres meses y si esa sola cosa es solo una disculpa por haber desaparecido desde la vez anterior. No es que “a nadie le importa” ni que “eso es una porquería”. Es que no estoy trabajando para llegar a la gente. La gente no me ve porque yo no me estoy haciendo visible (y por el algoritmo pero eso es tema para otro día). Entonces solo queda reconocer eso, pasar a la acción y coexistir con la sensación de “nadie nota lo que hago” y “lo que hago no es lo suficientemente bueno” pero sin darle poder.
Quise ilustrar esta experiencia y esta vez lo hice a modo de una entrada de diario. El diario de una impostora para hacerle honor al nombre de esta sección. Espero que te guste y si resonó el tema: conversemos, plis!!! (prometo no esperar tres meses para responder).
Gracias por haberme acompañado hasta aquí y por apoyar este proyecto. Si quieres conversar sobre alguna de las cosas que compartí en esta entrega, déjame un comentario o escríbeme. Si crees que esto le puede gustar a alguien: compártelo.
Si este es el primer post que recibes te cuento que El diario de una impostora es una serie ilustrada a través de la cual exploro la forma en que el síndrome de la impostora me habla y me bloquea el camino creativo. También reflexiono sobre creencias limitantes y el rol del cotidiano en mi viaje hacia encontrar mi voz creativa. Para ver otros posts de esta serie haz click aquí.
Solo pasaba a decir que me encanta recibir tus correos! Apenas me llegan corro a leerlos! Tal vez es difícil interactuar por el newsletter, pero adoro tus ilustraciones y admiro la constancia con la que mandas los correos 💜
Que si me sentí identificada? En todo momento! Este es un gran tema que todos los creativos pasamos alguna vez en la vida...en mi caso más y muy seguido!