Eso de dar explicaciones y temerle a hablar sobre mí y sobre lo que hago
El diario de una impostora #9
Hace unas semanas salimos a comer con unos compañeros de mi antiguo trabajo y me preguntaron que de qué se trataba mi trabajo actual. Siempre que me hacen esa pregunta automáticamente procedo a reivindicar la industria que me da de comer y entonces luego explico lo que hago.
En este momento presto servicios a una compañía relacionada a la industria de cannabis, que en Puerto Rico por ahora es medicinal y sumamente regulada. No hace falta mencionar la de prejuicios que carga la pobre planta. Estoy segura que eso es lo que me lleva a dar demasiadas explicaciones en lugar de simplemente decir a qué me dedico.
A veces imagino que cuando menciono "cannabis" la gente me imagina a mí entre una nube de humo, quedándome dormida frente a la computadora y respondiendo preguntas con la lengua pesada. Reconocer que yo soy quien construye en su mente lo que los demás podrían imaginar y pensar sobre mí, no es más que una muestra de mis propios prejuicios y creencias internalizadas. Aunque también me sirve para identificar lo que está en mi control (lo que yo elijo imaginar, las explicaciones que decido dar) versus lo que no (lo que imaginan o pudieran imaginar los demás).
Algo sobre lo que suelo expresarme mucho y que a la vez ha caracterizado mi estilo de escritura (que detesto) es el hecho de dar explicaciones por todo. Es el justificar cada cosa construyendo explicaciones que , desde mi punto de vista, harán que el otro me entienda y me valide (¡ÚLTIMA HORA!: ¡¡¡No funciona!!!). Con el tiempo he logrado entender de dónde viene; es algo que deseo inmensamente cambiar y sé que no se trata simplemente de apretar un botón.
Aún hay personas con quienes no logro ser 100% honesta. No porque quiera mentir si no porque: 1) ellas no están listas para conformarse con un simple “no” o un “no puedo” o un “porque no lo deseo en este momento” (o detalles bien limitados sobre el por qué de las cosas), y 2) yo no estoy lista emocionalmente aún para lidiar con su insistencia y cuestionamientos (ni con la culpa que me genera la idea de “defraudar” al otro).

Aunque he "practicado" bastante aguantarme y no dar muchos detalles sobre mis decisiones (muchas veces en contra de la insistencia de la impostora) haberme visto ese día en el restaurante intentando "justificar" la industria para la cual trabajo con tal de limpiar mi imagen de "drogadicta", me generó un poco de vergüenza. Y no vergüenza de ser quien soy, ni del trabajo que tengo ni de lo que me gusta… vergüenza de que se me haya escapado esa justificación cuando es algo que llevo tiempo trabajando en mí.
Hablar de quien soy y de las cosas que forman parte de mí, incluyendo mi trabajo y mis proyectos creativos, de inicio siempre se siente como walking on eggshells. Siempre comienzan a hablar otras versiones de mí que se aferraban a la idea de encajar y causar una buena impresión, y que por ende escogían cuidadosamente las palabras y manipulaban cada cosa que salía por mi boca.
Por fortuna, la versión de hoy siempre busca la forma de volver a sí misma, de pausar, de tomar control de la narrativa, de ponerle un quieto-para'o a la impostora y de ser lo más honesta posible. Poco a poco he ido abriéndome a hablar de mí y de mis cosas sin maquillar lo que digo, sin editarlo para que guste o convenza. Y mientras más lo hago más me quiero y más orgullosa me siento de mí.
Haber creado conciencia de esto me ha ayudado a pausar y pasarle el micrófono a mi voz auténtica con mucha más frecuencia que antes. Pausar y volver a mí siempre funciona. Algunas veces es más difícil que otras. Pero ese poder de regresar a mí se siente como algo que llegó para quedarse, aún cuando sé que me falta mucho trabajo por hacer.
Pregunta preguntativa: ¿Se te hace fácil hablar de ti misma/o tal cual eres, o te has visto igual que yo editando lo que es y adornando lo que dices para causar la mejor impresión posible? Si te animas, déjame saber en los comentarios.
Y antes de irme algunas cosas lindas del mes de mayo (y un par no tan lindas también):
Agradezco nuevamente que hayas sacado de tu tiempo para leerme. El diario de una impostora es un proyecto exploratorio para encontrar mi voz creativa y aprender más sobre mí, mis bloqueos y mis creencias limitantes a través de ensayitos ilustrados que espero compartir una o dos veces al mes. Si crees que a alguien le puede interesar o venir bien leer este news, compártelo.
Ahora sí… Me despido hasta la próxima.
Holaa! Me siento muy identificada con esa postura de dar explicaciones (que nadie pide o que nadie necesita) sobre lo que hago o me gusta. Incluso a veces me siento rara contando algo del estilo y que la otra persona no entienda (siento que su incomprensión es invalidacion, cuando en realidad puede que le otre no entienda qué es lo que le estoy contando efectivamente).
Por otro lado, me encantó la descripción de tu trabajo y me doy cuenta de que he tenido roles así y tmb me costaba describirlos 🤌👀.
Me gusta leerte!