En 2009 fui por primera vez a Italia con un grupo de la universidad. A mitad del viaje y mientras caminábamos por las calles de Florencia tomándonos fotos tontas haciendo honor a una época donde las preocupaciones eran mínimas, pasamos por una tienda de piercing. La reacción de todas fue "why not?". Y sin pensarlo nos metimos al lugar y salimos con las orejas perforadas.
Fue una decisión impulsiva y divertida que no tuvo repercusiones en nuestras vidas excepto que mi orificio se infectó estando ya en casa y tuve que removerme la pantalla.
Esa fue una de las primeras historias que vino a mi mente esta vez mientras caminaba en dirección al Duomo. El punto de contártela es que me pareció curiosa y graciosa la sensación de espanto que sentí al recordarla ahora a mis 36.
La historia del piercing me lleva al tema de la ansiedad. Me he preguntado si es la edad, si es que ahora valoro más mi vida, si es que la vida me ha "obligado" a preocuparme por todo... Y aunque esas preocupaciones son totalmente válidas, me inclino mucho a pensar que ese espanto me lo han provocado en gran parte los síntomas de ansiedad y pensamientos obsesivos que me cuesta mucho gestionar (gracias, OCD).
Viajar luego de la pandemia ha significado hacer espacio para mi ansiedad y para la impostora en la maleta; se han hecho sentir en casi cada paso que he dado. Esta vez estuve mucho más calmada pero en los dos viajes anteriores no paraba de pensar (en el avión) que algo malo iba a pasar, que nadie iba a poderme ayudar si se me presentaba un problema serio de salud, que el avión se iba a estrellar, que no iba a poder regresar a casa... En fin... No fue nada agradable y agradezco que esta vez todo haya fluido mucho mejor en ese sentido.
Viajar con ansiedad es algo bastante nuevo para mí y no es mentira que cambia e impacta negativamente la experiencia. Aunque la mayor parte del tiempo me mantuve aplicando lo aprendido en terapia y manejando las situaciones internamente, la ansiedad se manifestó constantemente en mi cuerpo y en mis pensamientos. Menos mal las herramientas que llevé fueron muy útiles (gracias, queridos grounding exercises!!!), y los momentos de ansiedad y pánico se reducían cuando lograba meterme de lleno en cada lugar y en cada experiencia.
Lo que más ansiedad me generó esta vez fue el temor a perder algún tren, llegar tarde a alguna parte y saber que mi perrita estaba en un lugar desconocido y en un ambiente al que no estaba en lo absoluto acostumbrada (se quedó por primera vez en un hotel para perros - sin jaulas, por lo menos).
Respecto a los primeros dos triggers, mi esposo fue de gran ayuda al recordarme que todo tiene solución. En cuanto a Joy... pues no pude soltar los pensamientos anticipatorios y las preocupaciones. Lo más que me ayudó fue decirme a mí misma que todo estaría bien e imaginarme ya en casa reuniéndome con ella. Me hizo mucho bien intercambiar los pensamientos catastróficos sobre "qué es lo peor que puede pasar" por "qué es lo MEJOR que puede pasar".
Ya te conté sobre un lado no tan positivo o maravilloso de viajar, pero no quiero irme sin mencionar que en general todo estuvo brutal en el buen sentido de la palabra. Fue un viaje espectacular y sin contratiempos que incluyó grandes cantidades de pasta, cappuccinos y croissants, un frío pelú para el que no fuimos preparados y un proposal hermoso que no me esperaba.
Volví a encontrarme en muchos espacios familiares y los observé con otros ojos. También conocí lugares nuevos que me dejaron mucho más enamorada de Italia de lo que ya estaba cuando llegué.
Fue un viaje cansón porque fuimos a muchos sitios y quisimos acomodar en la agenda lo más que pudiéramos ver y visitar. Pero cómo me decía todo el mundo cuando les daba updates del viaje por WhatsApp: "sarna con gusto no pica".
Aunque aún no llego a la mitad de los newsletters que me propuse enviar y en contra de los deseos de mi ego, decidí reducir el envío del news a una vez por mes por ahora (silenciando a la impostora as I type this). Desde que comenzó el año he estado probando distintas rutinas para acomodar mis proyectos y entiendo que es lo mejor por el momento más que nada para intentar dedicar más tiempo a crear otras cosas. Quiero ver el cambio como una oportunidad para crecer y no para latigarme por incumplir con lo prometido. Así que continuamos.
Como siempre, gracias por tu tiempo para leerme. ¡Hasta pronto!
Justo yo también estaba pensando reducir mis envíos a 1 mes o a lo sumo cada 15 días ♥ Salirme un poco de la rueda del hamster que va a una velocidad que ya no me cierra.
Me puso muy contenta ver sobre tu viaje, las fotos, que se nota que a pesar de toda esa ansiedad pudiste disfrutar :D Felicitaciones por ese proposal!